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jueves, 6 de octubre de 2011

La guerra necesaria

Mi abuela decía siempre que "una guerra es lo que os hace falta", para saber lo que era la miseria. En realidad mi abuela decía muchas cosas, entre ellas lo de que en mi familia teníamos "la belleza del tordo, la cara fina y el culo gordo" y que nos engordaba hasta el aire (frase que siempre pronunciaba mientras se comía unos huevos fritos con patatas, por cierto), pero lo de la guerra que nos hacía falta para saber lo que es miseria lo repetía a menudo. Que yo solía pensar "pues sí que nos quiere bien la abuela...". Pero con el paso del tiempo me di cuenta, cuando cada vez que iba a comer a su casa e indefectiblemente había preparado ensaladilla rusa (plato que a la sazón yo detestaba) y me obligaba a repetir, de que en realidad no nos odiaba a todos los nietos. Sólo a algunos. O a lo mejor ella sabía, más por vieja que por diabla, que con el paso del tiempo la ensaladilla rusa me acabaría gustando, y lo único que quería era abrirme los ojos y mostrarme el futuro... Quien sabe, las abuelas hacen eso y muchas cosas más.

Y sin llegar a los extremos de una guerra (e incluso aquí tengo mis dudas) estoy convencida de que mi abuela también consiguió ver el futuro en este caso. Vamos a ver miseria a nuestro alrededor. Mucha. Miseria en todas sus acepciones: La pobreza se palpa cada vez más en las calles; la mezquindad de los políticos (de todos los colores) es cada día más insultante; la avaricia de los que nos han llevado a esta situación, insaciable; el infortunio ya no se sabe si es perder el trabajo o mantenerlo bajo unas condiciones de cuasi-esclavitud; y todavía es pronto, pero seguro que se las arreglan para hacer de la plaga pedicular una enfermedad mortal con la que amenazarnos, y de la que vacunarnos con lo que queda de Tamiflu de otros intentos fallidos de acojonarnos con viruses. Como si lo viera: "la gripe de los pies negros".

Mi abuela murió en 2006, antes de la quiebra de Lehman Brothers, antes de que reventara la burbuja ladrillera, antes de que los bonos griegos valieran menos que uno de sus famosos yogures y antes (Dios bendito de mi vida) de que un negro "de esos que les das una latica y un palico y se tiran todo el día tiki-tiki, haciendo música" fuera presidente de los USA. Mi abuela es que siempre tuvo muy buen timing.

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